CASAS CONSCIENTES E INCONSCIENTES

Carl Gustav Jung (1875 – 1961) redujo a cuatro las funciones cómo la mente humana encara la vida: Pensamiento, sentimiento, percepción e intuición. Según Jung, para orientarnos psicológicamente necesitamos una función que nos diga que algo existe; otra para averiguar de qué se trata; una tercera para saber si nos conviene y si le daremos nuestra bienvenida; y la cuarta para indicarnos de dónde viene y a dónde va.

A cada una de esas funciones, Jung la vinculó con un tipo psicológico: la sensorial, mide, palpa y analiza la realidad (tierra), la segunda es la lógica abstracta y el razonamiento (aire), la tercera son emociones y sentimientos (agua), y la cuarta es la intuición.

Esas cuatro funciones psicológicas se corresponden de manera bastante clara con los cuatro elementos astrológicos: fuego, aire, agua y tierra. El fuego se asocia con el riesgo, el juego, la intuición y las posibilidades latentes; el aire con la razón, la lógica, el mundo mental, racional y de las ideas; la tierra con las sensaciones palpables y con análisis en base a lo que se ve, se toca, se huele, se mide, se pesa, etc. Por último, el agua se asocia a nuestros sentimientos y emociones, y quizá sea el elemento más inconsciente, por ello hay cierta tendencia en la astrología psicológica a equiparar las casas de agua con el inconsciente.

Desde mediados del siglo pasado, aunque quizás empezó en tiempos del astrólogo inglés William Lilly (1602 – 1681), asociamos la casa 1 con el signo Aries, la casa 2 con Tauro, la casa 3 con Géminis, la casa 4 con Cáncer, y así sucesivamente, hasta la casa 12 que asociamos con el signo de Piscis. De esta forma, la casa 4 (casa de Cáncer), la casa 8 (casa de Escorpión), y la casa 12 (casa de Piscis), serían las casas de agua porque están asociadas a signos de agua. Al ser de agua, estas casas se asocian con el inconsciente, siendo la casa 12 de Piscis la del inconsciente colectivo y la casa de Cáncer la del inconsciente personal.

Sin embargo, equiparar las casas con signos astrológicos implica no solo un desvío respecto al significado original de las casas, sino también perder parte de sus atributos. Esa simplificación parece inspirada por algún astrólogo pionero que se basó en la verdadera similitud entre Aries y la casa 1, Tauro y la casa 2, Géminis y la casa 3, etc.

Aunque haya mucha similitud entre el ascendente (casa 1) y el signo de Aries, el ascendente se corresponde con el cuerpo físico (no solo la cabeza, que es lo que rige el signo de Aries). El carácter de la persona también viene marcado por el ascendente, y sobre todo su semblante. Es poco preciso, por no decir incorrecto desde el punto de vista astrológico, asociar el significado del ascendente con el signo Aries.

La casa 2, antiguamente conocida como la puerta de Hades, se asocia con el dinero que uno gana y que uno posee. Tauro tiene gran capacidad para acumular dinero y ganarlo, pero ni mucho menos es el único signo capaz de ganarlo.

Astrólogos como Vecio Valente (siglo II d.C.) describen la casa 3 era la casa de la diosa, en concreto de la diosa Luna. Hoy día dicha casa se asocia con los hermanos, los viajes cortos, los comunicados y los escritos, y los estudios (no superiores). La verdad es que coincide bastante con el signo de Géminis, pero no del todo: Géminis es un signo doble, muy inteligente pero también muy nervioso, rayando la ansiedad; es desapegado, neutro, y que puede ser engañoso; por tanto, se trataría de una simplificación del signo para hacerlo cuadrar con la casa.

Derivado de esta simplificación de asociar casas con signos astrológicos, las casas pueden pertenecer también a elementos.

Lo que propongo es dejar de lado la asociación de cada casa con un signo astrológico y buscar donde está el inconsciente en una carta astral. Precisamente desde la casa 1 hasta la casa 6 se corresponde con la noche, y de las casas 7 hasta la 12 el día. Sin embargo, no todas las casas de noche son inconscientes ni todas las de día conscientes. Quizás la casa más inconsciente sea la casa 4, que se corresponde con la medianoche, y que es el punto más oscuro de la carta. Aquí coincidiría con la casa de Cáncer, pero por otras razones, por ser el punto más oscuro y profundo, no por ser un signo de agua.

Antiguamente la casa 5 estaba asociada a la diosa Fortuna, en concreto el aspecto positivo de la Fortuna. La casa 5 era la casa de la buena fortuna. Hoy día, la casa 5 se asocia con el juego, los hijos, las diversiones y las aventuras, la especulación, y la del dinero de las propiedades inmobiliarias o bienes raíces, tampoco se puede decir que sea del todo consciente. Por qué una cosa nos divierte y otra no, por que amamos el riesgo, qué nos atrae de una aventura. Hay mucho de inconsciente también en la casa 5. Y aunque comparte muchos rasgos con el signo Leo, pretender que solo la diversión, el juego y el riesgo pertenece a Leo, es una gran simplificación.

Antiguamente la casa 6 también estaba asociada a diosa Fortuna, pero en su aspecto más maléfico: era la casa de la mala Fortuna; también estaba asociada a los esclavos. Hoy día la casa 6 se asocia con el trabajo (la esclavitud moderna), con la salud, y con los animales domésticos. La casa 6 es la última de las casas nocturnas y pertenece, según Sasportas, a las casas personales, grupo que comprende de la casa 1 a la casa 6. La casa 6 es una casa donde puede haber muchos elementos inconscientes a nivel de relaciones, tanto en asuntos de pareja (la casa 6 es la casa doce de la siete), como en relaciones laborales. Sí que comparte muchas características con el signo de Virgo, pero la mala fortuna en principio no tiene nada que ver con Virgo.

El grupo de casas que va desde la séptima hasta la duodécima, Sasportas las define como casas colectivas. Otra casa que también es muy inconsciente es la casa 7, pues funciona por proyección, por el reflejo que otros nos hacen y del cual no somos conscientes, a menos que alguien nos lo refleje.

La casa 8, que tiene que ver con sexo, y el dinero de otras personas, es también bastante inconsciente, sobre todo en lo que atañe a las relaciones íntimas: quién elige conscientemente las preferencias sexuales, más bien funciona a nivel inconsciente.

Lo que la casa novena vislumbra, la décima lo trae a la Tierra, escribe Howard Sasportas en el libro Las doce casas. El significado original de la casa 9 era la casa del ‘dios’ y se refería sobre todo al dios Sol. Hoy día asociamos la casa nueve con viajes largos, universidades, licencias, publicaciones oficiales como libros, revistas y periódicos, y darse a conocer a gran escala, ya sea por televisión, radio, internet, o por medios tradicionales de papel. También se asocia la casa 9 con iglesias, religión y filosofía. La casa nueve son los proyectos que en la casa diez tomarán forma física. Es como si el estudio se hiciera en la casa 9, y la implementación en la casa 10. La casa 9, que tradicionalmente era una casa débil, puede indicar también pérdidas de la casa 10. Podemos atrevernos a afirmar que la casa 9 opera del todo conscientemente. La inspiración para proyectos así como los entresijos de la mente superior, y la propia divinidad, indican gran parte de funcionamiento a nivel inconsciente.

Quizás por ser originalmente la casa de ‘dios’, autores como Sasportas la asocien con la mente superior. Sin embargo, decir que la casa 9 es la casa de Sagitario, todo y que comparte muchos atributos con el signo, es una asociación que no encaja del todo: hay signos como Piscis mucho más religiosos o filosóficos que Sagitario, ambos están regidos por Júpiter, aunque a Piscis se le asigne también como corregente a Neptuno (pero eso es otro tema).

La casa 10 puede parecer bastante consciente, pues marca la carrera profesional, las empresas y las áreas en los que nos sentimos atraídos y por tanto es muy probable que trabajemos en esas áreas. Pero, puede esa elección de carrera es verdaderamente consciente, o viene determinada, a nivel inconsciente, por el signo astrológico que está en la cúspide del medio cielo.

La casa 11 era antiguamente la casa del ‘buen daemon’, e implicaba el éxito. Aquí también podríamos preguntarnos: ¿el éxito (el buen daemon) nos viene de forma consciente? ¿Y el fracaso y las perdidas, acaso no nos quejamos tan a menudo de los reveses del destino? La casa 12 era antiguamente la del ‘mal daemon’, era una casa 12 de fracaso y pérdidas, de enemigos ocultos y de un daemon que dificulta, por alguna razón, las empresas de la casa 10. Podríamos afirmar que tanto la casa 11 como la casa 12 operan a nivel inconsciente, pues ambas operan a través a de un daemon: el buen daemon de la casa once, y el mal daemon de la doce.

A nivel de conclusión, todas las casas astrológicas tienen elementos inconscientes, es más, podríamos afirmar que el signo que rige la casa, a nivel inconsciente nos hace elegir cosas afines o asociadas con ese mismo signo astrológico. O sea que nos mueven a nivel inconsciente.

Autor: José Luís Belmonte

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